domingo, 19 de julio de 2015

Breves Antecedentes Históricos de la Educación en México


 
 
Los procesos educativos que se han dado a lo largo de la historia de México, dependieron de las necesidades de la sociedad, además de las herramientas y avances que se tuvieron en cada época; cada etapa educativa de la que se hace mención, está relacionada íntimamente con etapas históricas de México.

Educación Prehispánica

Los pueblos mesoamericanos eran perfectamente conscientes de que toda la población debía recibir por lo menos un mínimo de instrucción, por lo que la educación se dividía en aquella recibida por la nobleza y la recibida por el pueblo, también diferenciando la educación entre hombres y mujeres.

Las escuelas eran el Calmecac y el Tepochcalli, cuyo modelo era compartido por diferentes pueblos mesoamericanos. La escuela para los nobles era el Calmecac; en este lugar se les enseñaba, historia, astronomía, música, filosofía, religión, administración, métodos de gobierno, disciplina, valores morales y estrategias militares, ya que los principales rubros a cubrir en estas sociedades, incluían: el aspecto militar y religioso, pues eran el sector social encargado de gobernar. A estas escuelas asistían los hijos de los sacerdotes, guerreros, jueces, senadores, maestros y gobernantes. Para el pueblo, existían en cada Calpulli o comunidad los Telpochcalli, enseñándoles ahí a los macehualtzin (varones), a servir a su comunidad y a la nobleza, pero principalmente se les enseñaban distintas habilidades para la guerra; las mujeres, por otra parte, eran educadas en casa por sus madres en las labores del hogar y valores morales; sin embargo, había una escuela llamada Ichpochcalli para aquellas aspirantes a convertirse en sacerdotisas, únicamente pudiendo acceder a ella las mujeres de la nobleza; también tenían escuelas especiales llamadas Cuicacalli, donde se les enseñaba a cantar y bailar, siempre con un fin religioso, esta última opción educativa era mixta, tanto hombres como mujeres podían asistir.

Educación Colonial

En mayo de 1493, el pontífice Alejandro VI señaló la manera en la cual España y Portugal se repartirían los terrenos descubiertos, dicha concesión obligó a España a evangelizar a los naturales del nuevo mundo, la enseñanza a los nativos de la religión y de buenas costumbres era la condición que justificaba la concesión a la monarquía española de los territorios occidentales, por lo que la educación indígena estuvo firmemente ligada al derecho de España de dominar las tierras nuevas, de esta manera, la Corona asignó dinero y hombres a la educación indígena durante la época colonial y fue la iglesia católica la responsable de la educación de los naturales, los frailes, los franciscanos, dominicos y agustinos, dirigían las parroquias de los indios, llamadas doctrinas, y se encargaban de la evangelización y de la enseñanza.

Sostenidos principalmente por el gobierno español, las órdenes religiosas utilizaron métodos que ya conocían y los adaptaron para transmitir los conocimientos religiosos, catecismos con dibujos en vez de palabras, danza, teatro y música (métodos audiovisuales), además de enseñar las artes, oficios y fundar colegios de internados para indígenas durante el siglo XVI: los franciscanos en Tlatelolco, los jesuitas en Pátzcuaro, Tepotzotlán y el colegio de San Gregorio en la ciudad de México. Los franciscanos fueron los primeros frailes en arribar a la Nueva España entre los años de 1523 y 1536. Su preocupación principal fue la de evangelizar a los nativos de estos nuevos territorios, por lo que su primera acción fue la de aprender la lengua de los naturales.

En 1585 el III Concilio Mexicano legisló sobre dos puntos relacionados con la educación indígena. Prohibió la ordenación de los indios como sacerdotes y mandó que los párrocos usaran la lengua indígena de cada región para la evangelización. A pesar de la prohibición para las órdenes sacras, algunos indígenas asistieron a la Universidad de México para estudiar filosofía, gramática latina, derecho y medicina, ya que esa institución, fundada en 1551, estaba reservada para alumnos españoles y para indígenas como vasallos del rey.

Los españoles trajeron consigo una idea de educación cristiana medieval, por lo que los modelos para las mujeres responden a los cánones europeos que siguieron vigentes durante varios siglos. Es por ello que el objetivo de educar a las mujeres yacía en que ellas cumplieran con el papel que la sociedad exigía, esto era que aprendiera los valores cristianos y los transmitiera a su sociedad, además de ser figuras de integración familiar, social y monástica.

Podemos dividir la educación femenina en tres grandes etapas:

Catecismo: se enseñan los valores del cristianismo para explicar la existencia del hombre y su relación con Dios. Para poder lograr esto se necesitaba de la alfabetización (muy básica) pues sólo se buscaba que comprendieran los preceptos cristianos que solicitaba la evangelización. A esta educación podían acceder las mujeres de todos los sectores de la población.

Cultura Media: Enseñanza de la lectura y la escritura para que pudieran realizar esas actividades con mayor agilidad, agregando las cuatro reglas de aritmética y oficios mujeriles, así como también se fomentan las virtudes humanas para la vida en sociedad. Esta educación se realizaba en colegios, conventos y beaterios. No había planes de estudio, sino que se les enseñaba lo que la preceptora sabía, ya que en un principio las instituciones encargadas de que las niñas recibieran una educación fueron los conventos o monasterios las cuales eran recibidas en una edad entre los 6 y 12 años. Se enfocaba en mujeres con recursos económicos suficientes para poder pagar esta educación, teniendo la cultura letrada una educación autodidacta, además de que fuera una población concentrada en lugares con cierta importancia, ya que en estos lugares es donde se fundan las instituciones anteriormente mencionadas.

Cultura letrada: Aquellas mujeres que continuaban con su educación, siempre y cuando contaran con el permiso del padre. Los principales estudios que realizaban eran gramática, latín, griego, música y pintura, estos eran impartidos por maestros contratados por la familia, o bien por los conventos para que se enseñara a una monja en particular. Tenían la labor de enseñarles los fundamentos de la disciplina que estudiaban para que ellas continuaran de manera autodidacta por medio de la lectura y la práctica. Estos maestros eran bachilleres o licenciados. Sólo un reducido número de mujeres podía acceder a esta educación, siempre y cuando tuvieran los medios económicos para solventar su educación. Es por ello que se pueden encontrar en esta etapa a españolas, criollas y mujeres de la nobleza indígena, las cuales representaban la élite de su época. La gran mayoría vive en ciudades lo que les permite un fácil acceso a maestros, adquisición de libros y estar en contacto con movimientos culturales.

Creación de La Real y Pontificia Universidad de México

La primera cédula de creación de La Real y Pontificia Universidad de México fue firmada en 1547, conforme a las constituciones de la Universidad de Salamanca; el Virrey Antonio de Mendoza crea la segunda y definitiva se da a conocer en 1551. El siglo XVI es en la educación superior de la colonia un periodo de actividad fecunda al cubrir la demanda personal capacitado para labores administrativas de organización y control, emanadas de las actividades eclesiásticas y del virreinato mismo. Los colegios Universitarios se fundan a partir de 1573 con el propósito de cumplir este objetivo funcional; dividiéndose estos en tres tipos de Instituciones de acuerdo a las finalidades propias de la Enseñanza: El Colegio de Comendadores Juristas de San Ramón Nonato, responsable de la formación de los futuros funcionarios aptos para ayudar a gobernar. En los seminarios se formaran los criollos que se distinguirán como profesores y clérigos.

Siglo XVIII

Se pensaba que el principal papel de la escuela era la formación religiosa y moral de los niños. La educación debía servir primordialmente para enseñar la doctrina cristiana y la lectura, que era un auxiliar en el aprendizaje de la religión, las autoridades se preocupaban por la formación moral de la juventud: transmitir una moral necesaria no sólo para la salvación de sus almas sino para el orden y la paz de la sociedad.

Con las cortes españolas ciertas ideas “tradicionales-ilustradas” que el Estado había sostenido fueron reiteradas, y algunas otras que derivaban del pensamiento liberal, fueron introducidas o expresadas con mayor fuerza. La enseñanza religiosa y moral seguía en un lugar central, pero se añadieron otros conceptos. Las Cortes siguieron haciendo hincapié en la instrucción técnica, e introdujeron la educación civil para formar buenos ciudadanos, conscientes de sus derechos y obligaciones. De esta forma se incluyeron en las asignaturas obligatorias de las escuelas públicas la enseñanza civil, y se recomendó incluir el dibujo en el plan de estudios como preparación para carreras técnicas.

Siglo XIX

Iniciándose la vida independiente en el país, la educación fue una de las primeras preocupaciones. Durante el Primer Imperio mexicano de Agustín de Iturbide, a falta de fondos para realizar un proyecto educativo, se deja en manos de la Compañía Lancasteriana para que esta se encargue de fundar escuelas elementales y normales.

El instituto de ciencias y artes es fundado en Oaxaca en 1826, como resultado de las normas educativas fijadas en la constitución. En la época de Gómez Farías se pone en acción los proyectos constitucionales de 1824, en favor del sistema público de educación, define su actividad política como el gran promotor de la Instrucción popular del México Independiente, así el Estado y no el clero seria el responsable de las nuevas decisiones en materia educativa. La enseñanza superior se distribuiría en seis establecimientos descentralizados del ámbito universitario: 1) el de estudios preparatorios, 2) el de estudios ideológicos y humanidades; 3) el de ciencias físicas y matemáticas; 4) el de ciencias médicas; 5) el de jurisprudencia; 6) el de ciencias eclesiásticas. Se organizó además, la Biblioteca Nacional y otras instituciones educativas; también para estas fechas la política educativa denotaba cierta flexibilidad para que cada Estado de la república ajustase los criterios legislativos locales y sus recursos disponibles a la educación pública respectiva, esta medida traería como consecuencia una enfática diferencia entre los servicios educativos más favorecidos por el desarrollo.

Escuela Nacional Preparatoria

La Escuela Nacional Preparatoria fue fundada por Gabino Barreda por órdenes de Benito Juárez con el lema "Amor, Orden y Progreso". Tras la reforma educativa de 1867, Juárez veía en la educación el instrumento que eres menester para terminar con la era del desorden y anarquía que entonces imperaba en México, inició sus labores el 1o. de febrero de 1868 en el edificio del Antiguo Colegio de San Ildefonso; su currícula se caracterizó desde un principio tanto por el enciclopedismo como por su estricto apego al método científico, como un medio para superar disputas estériles y conflictos de carácter religioso que había provocado diversos conflictos durante gran parte del siglo XIX.

Los fundadores consideraban que era necesario enseñar los métodos de experimentación y deducción a los mexicanos para que dejaran de explicarse mágicamente el universo y la vida social. El hombre debía usar la inteligencia para descubrir, mediante el método científico, las leyes generales del mundo, y es por ello que los programas de estudio se hicieron en base al positivismo de Augusto Comte, quien aportó su ley de los tres estados y su clasificación de las ciencias al jerarquizar a éstas en un orden lógico que va de las más abstractas a las más concretas y complejas, empezando por las Matemáticas y terminando en la Sociología.

Siglo XX

Universidad Nacional de México

El 20 de septiembre de 1910, el Presidente Porfirio Díaz inauguró la Universidad Nacional de México, materializando la propuesta que Justo Sierra había realizado desde 1881. El propósito de esta institución era el de preparar un porvenir para el pueblo mexicano con un principio educador y científico.

Tras la huelga de la Universidad, el 28 de mayo de 1929 el Presidente Emilio Portes Gil otorgó la autonomía a la universidad, donde se acordó que ésta podía decidir libremente sus programas de estudio, sus métodos de enseñanza y los fondos serían administrados por la misma, siendo los recursos proporcionados por el gobierno federal, con lo que el Presidente de la república tenía derecho a vetar las resoluciones del Consejo en algunos campos. Además autorizó la construcción de Ciudad Universitaria.

Proyecto post-cardenista

Al subir al poder Manuel Ávila Camacho inicia una nueva etapa en la vida nacional de México, ya con las reformas cardenistas en decadencia, el nuevo modelo de unidad nacional cobra más fuerza con la reconciliación de las clases sociales. En materia educativa se inicia con un nuevo principio denominado la escuela del amor, que deroga la educación socialista, enfatizando la unidad, la familia, los valores y la moral.

Ya durante el sexenio de Luis Echeverría, se inició una reforma educativa de tras fondo que tenía como objetivo la reformulación de los métodos, planes de estudio y libros de texto, cuyo objetivo era impulsar la visión científica, histórica y de convivencia social.

También se destaca la fundación de la Secretaría de Educación Pública en el año 1921, que sustituiría a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes.

Crítica

“Quien olvida su historia está condenado a repetirla”
                                                                                                                                            Cicerón

Para comprender la situación de la educación presencial en la actualidad debemos estudiar (aunque no sea ampliamente) sus antecedentes en nuestro país, para poder emitir un juicio incorrupto acerca del futuro de la misma, no solo en México, sino a nivel Internacional. El estado actual en el que se encuentra la educación presencial en nuestro país, se debe a un desinterés generalizado en la docencia y aprendizaje, debido a que existe una mediocridad cultural, dígase gobierno y sociedad, que prefiere el letargo educativo, a el esfuerzo que nos impulse hacia un mejor y más solvente futuro, más allá de la corrupción y el crimen organizado.

Si conocemos los antecedentes que nos han traído hasta aquí, podríamos de manera fidedigna realinear el trazo de nuestro futuro, gente mejor preparada genera un desarrollo particularmente más rápido y valioso del lugar que habita, independiente de las condiciones que lo subyuguen.

Fuentes

Edmundo o'Gorman, ea, Historia de los Indios de la Nueva España, Porrúa, 2007.

Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, Porrúa, 1992.

3 comentarios:

  1. Me parece que los procesos educativos que se dan en los diferentes países del mundo están íntimamente relacionados con las necesidades de sus sociedades, así como con el tiempo en el que ocurren. De igual forma las herramientas que se tengan disponibles en cada momento influyen en la forma en que los actores educativos se relacionan entre sí. De esta manera vemos como la educación en México, desde la época prehispánica hasta bien entrado el siglo XX, fue casi enteramente presencial, y no podía haber sido de otra forma, ya que el mismo progreso de la humanidad demandaba sociedades más educadas, sin embargo no se habían desarrollado las tecnologías de comunicación (instantánea) como las conocemos actualmente que masifican y democratizan la educación.

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  2. Es muy interesante la información que nos proporcionas, y así como lo comentas los procesos educativos se van adaptando a las necesidades de la sociedad. Algo que me parece importante resaltar es que desde la Educación Prehispánica se nota una diferencia en la educación, ya que había escuelas dependiendo el tipo de personas que acudirían a ellas. Y si bien, como se menciona que la educación presencial no se encuentra en su mejor etapa, lo cierto es que ha permanecido por mucho tiempo, y seguramente se adaptará a todos los cambios que se presenten.
    Algo que me parece excelente es que nosotros ya no estamos en la etapa de la Cultura letrada y no tenemos que pedirle autorización a nuestro padre para estudiar, eso es maravilloso.

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